viernes, 31 de marzo de 2017

Aprende a manejar tu tarjeta de crédito


Utilizar esta herramienta de pago ofrece varias ventajas que, con un uso responsable, la convierten en una buena opción para financiar algunos gastos de tu presupuesto.




Cuando tocaron a su puerta para ofrecerle una tarjeta de crédito, Gisela Godínez vio la oportunidad de tener una herramienta más para solventar los gastos de su hogar, y como los requisitos eran mínimos (sólo una identificación oficial y un comprobante de domicilio), no dudó en adquirirla.


Pero al no tener experiencia e información suficiente para manejar este instrumento crediticio, pronto la trabajadora de un restaurante de comida rápida y madre de dos niñas, descubrió que su saldo aumentaba considerablemente. “Los primeros meses sólo cubría el mínimo, después empecé a pagar un poco más, pero mi saldo no bajaba”, cuenta. “No pensé que los intereses pudieran ser tan altos”.

Gisela acumuló una deuda de más de $17,000 por un consumo que apenas superaba los $1,800. Ella es sólo un caso de miles de usuarios que se hicieron de un crédito bancario de forma fácil, sin análisis de viabilidad y con requisitos mínimos, dice Enrique Arias Zamarripa, director de análisis financiero de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).

De acuerdo con cifras del Banco de México (Banxico), en el primer trimestre de 2009 cerca de tres millones de personas –13% del total de los tarjetahabientes– acumularon atrasos en sus pagos de más de tres meses. Cifra mayor a la registrada el año pasado cuando se reportó un 10% de tarjetas con vencimientos mayores a los 90 días y en 2007 que era sólo del 2 por ciento.

El funcionario de Condusef explica que el incremento se debe a tres factores. Primero, los bancos observan un mayor riesgo en el pago y aumentan las tasas, perjudicando a los tarjetahabientes; segundo, la falta de un estudio adecuado para verificar la capacidad de pago y los niveles de ingresos; y tercero, las reestructuras de los créditos no entraron a tiempo.

No te endeudes
Ricardo G. Mayer, director del Instituto de Finanzas Personales, aconseja concretar un plan para salir del apuro. “Lo primero es definir los ingresos y egresos de tal manera que se generen los sobrantes que se destinarán a pagar la tarjeta”. Elaborar un plan de finanzas es más sencillo de lo que parece; basta con llevar el registro mensual de tus gastos en una libreta.

Al respecto, la Asociación de Bancos de México (ABM) sugiere dividir los gastos en rubros para diferenciar los que son difíciles de variar en su monto, como renta, predial, colegiaturas; y los consumos que pueden disminuir o eliminarse para generar un monto que se destine a disminuir los adeudos.

También existen programas que ofrecen orientación gratuita sobre problemas crediticios. Por ejemplo, puedes aprovechar el servicio de consultoría (sin costo) que brinda Master-Card a través del sitio Web www.consumointeligente.org, en donde podrás obtener consejos de expertos en finanzas personales.

O bien, puedes acudir a la Condusef, que cuenta con un área donde se estudia cada caso tanto para determinar las acciones para finiquitar el adeudo, como para definir entre una reestructura o una subrogación, es decir, pasar los derechos de la tarjeta con otro banco. Después de eliminar el adeudo, continúa con tu disciplina financiera, así evitarás caer de nueva cuenta en una situación similar.

Al considerar la gran cantidad de tarjetahabientes con problemas crediticios, el incremento de la cartera vencida y el aumento de quejas referentes a las tarjetas de crédito ante Condusef (del 8%) en el último año, la pregunta es: ¿por qué adquirir una tarjeta de crédito?

Armando Huitrón, vicepresidente de desarrollo e implementación de nuevos modelos de mercado para América Latina y el Caribe de MasterCard, responde: “se trata de una herramienta que proporciona numerosos beneficios si se utiliza adecuadamente, como la flexibilidad de pago, planeación de las compras, un respaldo para casos de emergencia y planes de asistencia”.

Usa el crédito a tu favor
Si decides adquirir una tarjeta de crédito necesitas tener entre 18 y 65 años de edad, buenos antecedentes crediticios reportados en el Buró de Crédito y presentar comprobante de ingresos y de domicilio.

Define, con base a tu presupuesto, qué servicio puedes obtener, para que busques el producto que te ofrezca la tasa de interés y la línea de crédito que cubra tus necesidades. Recuerda que el límite de crédito debes determinarlo con base en tu capacidad de pago, que es el sobrante de tu ingreso al descontar tus egresos fijos.

Para facilitar la elección de una tarjeta de crédito, Enrique Arias, de la Condusef, las divide en dos grupos.

1. Los plásticos que ofrecen recompensas, como puntos por cada compra, acumulación de millas por viajes, seguros, etcétera.
2. Las que no brindan estas bondades, pero garantizan tasas de interés más baratas.
“Si soy un tarjetahabiente que voy a pagar el mínimo o más, pero nunca la totalidad de la deuda, debo considerar las tarjetas que no me dan dichos atributos, pero que me ofrecen una tasa más baja”, dice. “Por otro lado, si voy a saldar el total de la deuda y realmente llevo una disciplina más fuerte de mis gastos, debo voltear a ver a las tarjetas que brindan recompensas para aprovecharlas”, agrega.

Existen tres conceptos básicos que debes saber de las tarjetas de crédito.
• Tasas de interés. Estos cargos determinarán los costos que se pagarán por el dinero prestado por medio de la tarjeta de crédito. Se expresa en forma de porcentaje.
• Comisiones y anualidades. Los intermediarios pueden tener cobros que realizan por distintos conceptos, como puede ser el cobro anual de la tarjeta, el cual varía según la institución.
• Recompensas. Existen programas que pueden aumentar el valor de las tarjetas. Consisten generalmente en la acumulación de puntos –basados en las compras o transacciones hechas– y que pueden canjearse por productos o servicios.
Cuando adquieras tu tarjeta de crédito, ten presente que es un instrumento de pago y su efectividad dependerá del uso que le des, así que toma en cuenta los siguientes consejos.
• Lleva un estricto control de los gastos que realices con la tarjeta y conserva todos los comprobantes de las compras (vouchers).
• Revisa en tu estado de cuenta que el saldo inicial concuerde con el estado de cuenta anterior y que aparezcan los pagos que hiciste en el periodo. Además, verifica con los vouchers el monto de lo que gastaste.
• Paga antes de la fecha de vencimiento que se indica en el estado de cuenta y evita recargos.
• Trata de cubrir por lo menos el doble del pago mínimo requerido, para que la deuda disminuya.
• Utiliza la tarjeta a partir del día siguiente de la fecha de corte, de esta forma será mayor el ciclo entre la compra y la fecha de pago.

También debes tener cuidado con ideas equivocadas que pueden causarte problemas, como el considerar que la tarjeta de crédito es un ingreso extra, pues “hay que tener en cuenta que el dinero que se ocupa de ella es dinero que viene de los depositantes de los bancos”, comenta Mayer. “No se debe utilizar el plástico si no se sabe de dónde se va a sacar el dinero para pagarla”, advierte.

Otro error es pensar que entre más tarjetas de crédito tengas, tu poder adquisitivo será mayor. En realidad, la fuerza de tu economía dependerá de los ingresos que puedas generar y de cómo los administres. En este sentido, es preferible que cuentes con una tarjeta con un límite de crédito suficiente, que con varias que pongan en riesgo tu capacidad de control, administración y pago. Sólo es recomendable tener más de un crédito, cuando sean de tiendas departamentales o de autoservicio de las que seas cliente frecuente.

Al utilizar tu plástico, actúa con precaución cuando encuentres promociones como los 6 o 12 meses sin intereses, ya que en la práctica no obtienes grandes beneficios y, por el contrario, pueden dificultar tu administración. “Puede pasar que una persona compre un reloj, porque se le hace muy cómodo cubrir el monto en seis pagos mensuales de $200, pero después compra la corbata, los zapatos, la chamarra. Y entonces ya no son sólo los $200 mensuales”, explica Mayer.

















Fuente: https://www.entrepreneur.com/article/263160

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